La transmisión y contagio de COVID-19, se produce entre otros, a través de superficies infectadas (incluida la piel) y del aire. De allí, la importancia de sanitizar y de contar con sistemas adecuados para remover del aire el COVID-19.
Poco a poco algunos países están comenzando a reducir las medidas de confinamiento luego de haber vivido meses de encierro, distanciamiento social, aquejados por una pandemia producida por un virus aún en estudio. Los efectos de la enfermedad COVID-19, hasta el mes de abril, arrojaron más de tres millones de contagios, con más de 200 mil fallecidos a nivel mundial. En nuestro país, durante el mismo mes, las cifras se elevaron a más de 15 mil personas contagiadas y cerca de 300 personas fallecidas, con una fuerte alza en las tasas de contagio a partir del 29 de abril.
A pesar de la presencia del virus y del permanente contagio, las autoridades de todo el mundo están hablando de una “nueva normalidad” y de la necesidad de retornar de modo seguro a la actividad cotidiana, con el fin de reactivar los distintos sectores de la economía.
En el marco de este retorno, surge la necesidad de que el sector usuario de refrigeración y aire acondicionado opere de un modo seguro y siguiendo los protocolos que ayuden a resguardar la salud de los técnicos y con ello, del resto de las personas. Es la necesidad que planteó Pier Zecchetto, experto del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en un webinar organizado por dicha organización sobre las implicancias de COVID-19 en el sector de servicios de refrigeración y aire acondicionado.
La transmisión y contagio de COVID-19, se produce entre otros, a través de superficies infectadas (incluida la piel) y del aire. De allí, la importancia de sanitizar y de contar con sistemas adecuados para remover del aire el COVID-19.
Durante el webinar, Zecchetto, presentó las orientaciones que está siguiendo la Asociación Italiana de Refrigeración (Assofrigoristi) y comentó que se está en la fase de retomar las rutinas de movimiento y reunión, y para enfrentar este desafío, es importante hablar sobre el rol y efectividad de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado de los lugares que frecuentan las personas. “Este periodo de cuarentena no lo podemos sostener indefinidamente, no sólo porque nos volvamos locos por estar encerrados, sino porque social y económicamente no estaremos en condiciones de contener esto por mucho tiempo más”, comenta el experto.
Según lo señalado por el experto del PNUD, hay dos criterios o ejes de riesgo aplicables al rubro de calefacción, ventilación, aire acondicionado y refrigeración (HVAC/R). Uno de ellos es el riesgo tipo PLC (Presencia en Lugares Contaminados), que está asociado al lugar, es decir, qué tan riesgoso es el lugar donde se trabaja o donde se necesita ir a trabajar, por ejemplo, hospitales, laboratorios y centros de adultos mayores. El segundo, es conocido como riesgo OPV (Operaciones con potencial Presencia de Virus) y define qué tan riesgosa es la operación o equipo donde le toca trabajar al técnico, por ejemplo, cambios o limpieza de filtros, mantención y limpieza de aerovaporadores, túneles de aire evaporativos, entre otros.
“Debe haber ambientes adecuados para entrar en la fase de retorno de manera sustentable. Para que eso suceda, los equipos deben estar con el material filtrante adecuado, mantenido y en óptimas condiciones de operación, hecho por personal capacitado y que utiliza condiciones de seguridad que eviten que se propague esta infección”, señala. Para que esto se cumpla, agrega, “es necesaria una amplia difusión sobre las implicancias en el sector; que estos protocolos se entiendan en todas las empresas y entidades involucradas y le asignen la importancia que tiene; y que haya un reglamento que permita el control y trazabilidad para que esto se mantenga en el tiempo”.
¿Cómo manejar los riesgos?
Los criterios de trabajo para la protección de un técnico, no sólo implica entregar seguridad para el trabajador, sino también, evitar que los contagios se propaguen, ya que los técnicos podrían transformarse en vectores de transmisión.
Para los riesgos PLC, hay un criterio de base que es utilizar mascarillas de protección respiratorias como las FFP1 (antipolvo), y especialmente las mascarillas FFP2 (que filtra al menos el 92% de las partículas presentes en el aire) y FFP3 (autofiltrante que filtra al menos le 98% de las partículas del aire, según las normas europeas EN143 y EN149), que son capaces de atrapar virus y materiales que pueden ser dañinos por transmisión.
Para los riesgos OPV, es decir, en función de la operación que hay que realizar, se recomienda utilizar gafas y guantes y respiradores según las normas definidas para el sector.
Pier Zechetto, recalca que es importante que los empleadores entreguen a todos los operarios y a quienes estén en situación de riesgo, los equipamientos necesarios para que ese riesgo sea evitado. En el caso del manejo de materiales y equipamiento ya utilizados, distingue entre aquellos desechables y no desechables. Con los desechables, es primordial hacer una disposición adecuada si se trata de material peligroso; y en aquellos desechables hacer la limpieza con alcohol, y retirar guantes y zapatos con todas las precauciones.
Asimismo, compartió con la audiencia, que el análisis de la NASA, indica que los filtros EPA sumado al fenómeno de difusión que se genera, pueden atrapar partículas de diámetros inferior a los 10 nanómetros, por lo que estos filtros son adecuados para remover del aire hasta el 99% del COVID-19.
Como parte de las preguntas del webinar realizado el pasado 29 de abril y 6 de mayo, y en el que participaron técnicos, asociaciones del sector, representantes de gobierno y comunicadores, surge la necesidad de adecuar la normativa y protocolos existentes, con el propósito de enfrentar esta pandemia y reducir el nivel de contagios.