Científicos anuncian la recuperación de la Capa de Ozono y su impacto en la disminución del calentamiento global en 0,5°

Los gases refrigerantes sintéticos, con alto Potencial de Calentamiento Atmosférico (PCA), juegan un papel importante en el cambio climático, superando hasta en miles de veces el potencial de calentamiento del CO2. La enmienda de Kigali del Protocolo de Montreal atiende esta realidad y establece metas de reducción para los países firmantes.

(Enero, 2023) En las próximas décadas, la Capa de Ozono podría recuperarse y volver a los valores previos a 1980, antes de que se detectara el agujero de la capa de ozono. Esto, gracias a la aplicación del Protocolo de Montreal y la eliminación global de los productos químicos que la agotan, ya constituye un enorme aporte a los esfuerzos para mitigar el cambio climático.

El informe de evaluación cuatrienal del Panel de Evaluación Científica (SAP, por sus siglas en inglés) del Protocolo de Montreal sobre Sustancias que Agotan el Ozono (SAO), auspiciado por la ONU, que se publica cada cuatro años, confirma que el agujero de ozono habrá disminuido significativamente para el año 2050, y se prevé que su recuperación ocurrirá entre 2060 y 2070. A la fecha, ya se han eliminado más del 99% de las SAO controladas, lo que ha permitido una recuperación gradual de la capa de ozono.

El Protocolo de Montreal exige eliminar la producción y el consumo de casi 100 sustancias químicas fabricadas que agotan la capa de ozono. Estas sustancias se denominan Sustancias Agotadoras del Ozono (SAO). Las SAO controladas incluyen: clorofluorocarburos (CFC), hidroclorofluorocarburos (HCFC), hidrobromofluorocarburos (HBFC), halones, bromuro de metilo, halones, tetracloruro de carbono y metilcloroformo. Desde la puesta en marcha del Protocolo en los países firmantes, se han encontrado y adoptado alternativas para prácticamente todos los usos de estas sustancias. Sin embargo, el 15% de las alternativas utilizadas para reemplazar a las SAO corresponden a hidrofluorocarburos (HFC), que no agotan la capa de ozono, pero tienen un alto potencial de calentamiento atmosférico (PCG), y, por lo tanto, contribuyen al calentamiento global.

Para corregir esto, las Partes del Protocolo de Montreal aprobaron en octubre de 2016 la Enmienda de Kigali, que introdujo la reducción gradual de la producción y consumo de algunos HFC. El SAP ha estimado que esta enmienda evitará un calentamiento de 0,3 a 0,5 °C para el año 2100.

“Que la recuperación del ozono vaya por buen camino según el último informe cuatrienal es una noticia fantástica. El impacto que ha tenido el Protocolo de Montreal en la mitigación del cambio climático no se puede exagerar. En los últimos 35 años, el Protocolo se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente”, dijo Meg Seki, secretaria ejecutiva de la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El secretario general de la Organización Metereológica Mundial (OMM), Prof. Petteri Taalas, ha señalado que “la acción sobre el ozono sienta un precedente para la acción climática. Nuestro éxito en la eliminación gradual de los productos químicos que agotan la capa de ozono nos muestra lo que se puede y se debe hacer, con carácter de urgencia, para alejarse de los combustibles fósiles, reducir los gases de efecto invernadero y, por lo tanto, limitar el aumento de la temperatura”.

Cabe señalar que la última evaluación se ha realizado sobre una amplia base de estudios e investigación científica, entre cuyos organismos se incluye la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) y la Comisión Europea.

¿Cómo contribuye la Enmienda de Kigali del Protocolo de Montreal a la disminuir el calentamiento Global?
Para alcanzar las metas comprendidas en la Enmienda, es fundamental elegir alternativas a los gases refrigerantes que tengan bajo PCA y no dañen la capa de ozono. El PCA es una medida relativa del efecto de calentamiento que produce un gas cuando está en la atmósfera (en inglés, Global Warming Potential o GWP).

El PCA indica la cantidad de calor atrapado por una tonelada de un gas que se ha escapado hacia la atmósfera en relación con la cantidad de calor atrapado por una tonelada de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera durante un determinado período de tiempo. Se eligió el CO2 como gas de referencia, ya que es el principal gas de efecto invernadero emitido por la actividad humana; se le ha asignado un PCA de 1, siendo el efecto de otras sustancias relativo a ese valor.

El PCA de la mayoría de los HCFC y los HFC supera en miles de veces el del CO2.

Para el sector de refrigeración y climatización (aire acondicionado), se abren diversas opciones que permiten cumplir estas metas, como son la adopción de buenas prácticas (por ejemplo, asegurar una alta eficiencia energética), mejorar los procedimientos de recambio de componentes, reparaciones y mantenimiento, la capacitación y certificación del personal técnico, y otras.

Los beneficios de elegir refrigerantes de bajo PCA son múltiples y nos impactan positivamente a todos. Entre esos cabe destacar que la recuperación de la capa de ozono facilita la conservación del equilibrio del ecosistema del Planeta, permitiendo la supervivencia de las especies animales y vegetales, que son particularmente sensibles a la radiación UV-B. Asimismo, como los HFC y algunas SAO son potentes gases de efecto invernadero, las acciones para eliminar su uso y producción han evitado un calentamiento que, de no haberse tomado, sería igual al que causa el CO2 .

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